2.1. Educación inclusiva y el diseño universal para el aprendizaje (DUA)
2.1.1. Educación inclusiva
Según la UNESCO (2003), la educación inclusiva es el proceso de identificar la diversidad de las necesidades de todo el alumnado mediante una mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación, así como de responder a estas necesidades. La educación inclusiva implica cambios y modificaciones en contenidos, aproximaciones, estructuras y estrategias, con una visión compartida que incluye a todos los niños y niñas con la convicción de que es la responsabilidad del sistema regular y educar a todo el mundo.
Así pues, la educación inclusiva intenta responder de forma no excluyente a la diversidad del alumnado. Los principales objetivos de la escuela inclusiva son los siguientes:
- Identificar y eliminar barreras para el aprendizaje.
- Promover la presencia, la participación y el progreso de todo el alumnado, poniendo énfasis en incluir a los niños y niñas con discapacidad, trastornos, riesgo de exclusión y aptitudes excelentes (altas capacidades), entre otros.
- Facilitar las ayudas y los apoyos necesarios para el progreso educativo de todo el alumnado como eje de la calidad de la enseñanza.
- Combatir cualquier forma de exclusión en todos los ámbitos de la vida.
En el proceso hacia la inclusión, se considera que las diferencias son inherentes al ser humano, que la diversidad es algo natural, es la normalidad (Pujolàs y Lago, 2006). Por tanto, se pone énfasis en desarrollar una educación que valore y respete las diferencias, que se vean como una oportunidad para optimizar el desarrollo personal y social, así como para enriquecer los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Existe una estrecha relación entre la educación inclusiva y las reivindicaciones de las personas con discapacidad, ya que ha sido desde este sector que se han impulsado más cambios que han proporcionado mejores oportunidades educativas para el alumnado. Sin embargo, la educación inclusiva, aunque tiene un compromiso indudable con las personas con discapacidad, no solo pretende ofrecer apoyos a este colectivo (como se hacía desde la perspectiva de la educación especial), sino que busca que los cambios metodológicos beneficien a todo el alumnado. Esta aproximación es posible teniendo en cuenta tres dimensiones básicas, que podemos llamar las tres P (Echeita y Ainscow, 2011) y que se resumen a continuación (Adam-Alcocer, Ahufinger y Aguilar, 2022):
- Presencia: está relacionada con el lugar donde se educan los niños y niñas y con el nivel de fiabilidad y puntualidad con que asisten a las clases. Es decir, se trata de garantizar que todos los niños y niñas pueden recibir su derecho a la educación compartiendo los mismos espacios, priorizando las escuelas ordinarias. Esta primera P ha sido crucial para garantizar el derecho del alumnado con discapacidad de incorporarse a las aulas ordinarias con las medidas y apoyos necesarios. Hay que tener en cuenta que, si bien esta P es importante, debe analizarse de forma interdependiente con las otras dos P que explicamos a continuación: participación y progreso.
- Participación: hace referencia a la calidad de las experiencias de los niños y niñas mientras están en la escuela. Se considera que, para que sus experiencias sean de calidad, debe tenerse en cuenta su opinión, escuchar su voz y valorar su bienestar personal y social. La P de participación debe enfatizar el hecho de aprender con las demás personas, tener una implicación activa durante el proceso enseñanza-aprendizaje y reconocer y aceptar a las personas tal y como son (Echeita, 2006).
- Progreso: debe garantizarse el derecho al éxito académico y al aprendizaje a todo el alumnado. Esta P hace referencia a los resultados de aprendizaje que se relacionan con el currículo y que deben valorarse no solo con exámenes al final del proceso de aprendizaje, sino también teniendo en cuenta un currículo flexible y evaluaciones individuales, dinámicas y con múltiples formatos. No se trata de que todo el alumnado aprenda exactamente lo mismo y de la misma forma, sino que, para que todo el mundo aprenda al máximo de sus posibilidades, se tengan en cuenta las diferentes capacidades y ritmos de aprendizaje y se proporcione una igualdad de oportunidades.